viernes, 27 de febrero de 2015

El Salto del Roldan

Los nacidos en Huesca, desde bien pequeños, hemos sentido algo especial a la vista del Salto del Roldan.


Poco a poco hemos ido aprendiendo cosas. Incluso se dice que el nombre de Huesca (osca) viene de que las gentes de Huesca eran de natural  “osco”, no negareis que es mas majo decir que el nombre viene dado por la proximidad de la “oska” que forma el Salto del Roldan.

Las primeras excursiones que hicimos de mocitos (años 60 del siglo pasado), fueron al Salto del Roldan.  Salíamos desde Huesca, subíamos a la Peña Men y volvíamos. Lo hacíamos porque no sabíamos que era una burrada de excursión para unos mocosos.

Poco a poco se nos fue poniendo talento (o quizás no) pero seguía siendo un referente el Salto del Roldan. Por arriba, por abajo, desde la Peña Sen, de una a otra, de otra a una. Decenas de excursiones y de anécdotas nos contemplan.

Nuestra imaginación volaba pensando en el castillo Fan wa man, en la Ermita, en el aljibe, y buscando las huellas que marcó el caballo de Roldan cuando aterrizó en la piedra.

Nadie las ha visto nunca. No existen. Desde luego yo no renuncio a ellas y, como podéis comprobar en el encabezamiento del blog, las reivindico abiertamente.

Cumplimos años y tuvimos hijas. Todas ellas han subido por primera vez a espaldas de su padre, en los famosos portacrios, o bien ya por sus propios medios.

Durante 6 meses fuimos repetidamente a visitar a un curioso ermitaño que vivió en la Peña Men o San Miguel. Buenos ratos pasamos con mis hijas y aquel curioso personaje que vivía de un pequeño huerto, por llamarlo de alguna forma, de un par de gallinas atadas, porque si no se le iban (no les gustaba la vida ascética y un aljibe de agua de lluvia, que potabilizaba con una botella de lejía.

Tanto llegamos a frecuentar esos parajes que en su momento incluso me planteé escribir una guía/libro sobre este lugar. Afortunadamente abandoné la idea, y bien que me lo tenéis que agradecer.

Vivencias del Salto del Roldan: Desde deshidratar a una excursión entera (afortunadamente no son rencorosos), hasta mi empeño el día de celebración de mis bodas de plata, que rodear completamente la peña Men por una faja intermedia. Desde ese día tengo dos bultitos a la altura de la garganta (¿?)

Ahora han coincidido dos cosas. Una es la instalación en Sabayes del Espacio Salto del Roldan, en donde Miguel Ortega está haciendo una excelente labor de divulgación de esos lugares,  y otra es nuestra ya famosa ruta del Grial por la Provincia de Huesca.

Decidimos que la ruta pasase por el Salto del Roldan, porque pensamos que en una rápida huida de Huesca hacia tierras del norte, la vía mas recta y discreta,  habría sido sería por este lugar.

Naturalmente no hay documentación sobre por dónde iban las gentes en el año 700 y pico. Hay alternativas por la izquierda. Arguis, Monrepós etc. y por la derecha Vadiello, Sescun, Nocito, pero, estamos huyendo a toda pastilla así que no paramos en visitar ni posadas ni historias. Hacia arriba todo meter.

En este mismo blog hay varias entrada con base del Salto del Roldan. Mi madre era de Sabayés, y me gusta pensar que a mí me hicieron mirando este particular “pa cuenca” que tenemos en la hoya

¿Será por eso mi amor al lugar?

Las descripciones de la Ruta del Grial en el Blog de Rosa.

Aquí solo monte, y mis deseos de salud pa tol mundo.



3 comentarios:

J. M. N. dijo...

A ver, a ver.... ¿Me estás diciendo que no existen las huellas del caballo de Roldán en la Peña de Men???? Pero cómo es posible????? ¿Qué clase de engaño es éste???? Vamos a ver, señores del llano. Las leyendas, para que sean creíbles, se tienen que fundamentar sobre cosas tangibles (las rodillas marcadas en la piedra de Sta. Orosia, la cara del Moro petrificada en Sta. Elena, el culo de San Ramón en Capella....) Pero cómo queréis que los que nos planteamos la existencia de Dios nos creamos estas cosas in tocar sus consecuencias???? Muy mal eeeeeeh!!!!! Muy mal... asi, ni se puede ser creyente ni nada, coño ya!!!!!!

J. M. N. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Enrique Martínez Labalsa dijo...

Y la fé, donde coño dejas la fé, o eres el típico que si no tocas no disfrutas.
Ya sabes que los que tenemos ese don (la fe) no nos hace falta tanto tocar ni tocar.
Por cierto, y ahora completamente en serio, estuvimos valorando con Miguel Ortega, la posibilidad de subirnos una noche a la peña y tallar las dichosas huellas. Estábamos seguros que te sabría malo conocer que definitivamente no existen. Ahora ya no merece la pena.