Los nacidos en Huesca,
desde bien pequeños, hemos sentido algo especial a la vista del Salto del
Roldan.
Poco a poco hemos ido
aprendiendo cosas. Incluso se dice que el nombre de Huesca (osca) viene de que
las gentes de Huesca eran de natural “osco”,
no negareis que es mas majo decir que el nombre viene dado por la proximidad de
la “oska” que forma el Salto del Roldan.
Las primeras
excursiones que hicimos de mocitos (años 60 del siglo pasado), fueron al Salto
del Roldan. Salíamos desde Huesca,
subíamos a la Peña Men y volvíamos. Lo hacíamos porque no sabíamos que era una
burrada de excursión para unos mocosos.
Poco a poco se nos fue
poniendo talento (o quizás no) pero seguía siendo un referente el Salto del
Roldan. Por arriba, por abajo, desde la Peña Sen, de una a otra, de otra a una.
Decenas de excursiones y de anécdotas nos contemplan.
Nuestra imaginación
volaba pensando en el castillo Fan wa man, en la Ermita, en el aljibe, y buscando
las huellas que marcó el caballo de Roldan cuando aterrizó en la piedra.
Nadie las ha visto
nunca. No existen. Desde luego yo no renuncio a ellas y, como podéis comprobar
en el encabezamiento del blog, las reivindico abiertamente.
Cumplimos años y
tuvimos hijas. Todas ellas han subido por primera vez a espaldas de su padre,
en los famosos portacrios, o bien ya por sus propios medios.
Durante 6 meses fuimos
repetidamente a visitar a un curioso ermitaño que vivió en la Peña Men o San
Miguel. Buenos ratos pasamos con mis hijas y aquel curioso personaje que vivía
de un pequeño huerto, por llamarlo de alguna forma, de un par de gallinas
atadas, porque si no se le iban (no les gustaba la vida ascética y un aljibe de
agua de lluvia, que potabilizaba con una botella de lejía.
Tanto llegamos a
frecuentar esos parajes que en su momento incluso me planteé escribir una
guía/libro sobre este lugar. Afortunadamente abandoné la idea, y bien que me lo
tenéis que agradecer.
Vivencias del Salto del
Roldan: Desde deshidratar a una excursión entera (afortunadamente no son
rencorosos), hasta mi empeño el día de celebración de mis bodas de plata, que
rodear completamente la peña Men por una faja intermedia. Desde ese día tengo
dos bultitos a la altura de la garganta (¿?)
Ahora han coincidido
dos cosas. Una es la instalación en Sabayes del Espacio Salto del Roldan, en
donde Miguel Ortega está haciendo una excelente labor de divulgación de esos
lugares, y otra es nuestra ya famosa ruta
del Grial por la Provincia de Huesca.
Decidimos que la ruta
pasase por el Salto del Roldan, porque pensamos que en una rápida huida de
Huesca hacia tierras del norte, la vía mas recta y discreta, habría sido sería por este lugar.
Naturalmente no hay
documentación sobre por dónde iban las gentes en el año 700 y pico. Hay
alternativas por la izquierda. Arguis, Monrepós etc. y por la derecha Vadiello,
Sescun, Nocito, pero, estamos huyendo a
toda pastilla así que no paramos en visitar ni posadas ni historias. Hacia
arriba todo meter.
En este mismo blog hay
varias entrada con base del Salto del Roldan. Mi madre era de Sabayés, y me
gusta pensar que a mí me hicieron mirando este particular “pa cuenca” que
tenemos en la hoya
¿Será por eso mi amor
al lugar?
Las descripciones de la
Ruta del Grial en el Blog de Rosa.
Aquí solo monte, y mis
deseos de salud pa tol mundo.
3 comentarios:
A ver, a ver.... ¿Me estás diciendo que no existen las huellas del caballo de Roldán en la Peña de Men???? Pero cómo es posible????? ¿Qué clase de engaño es éste???? Vamos a ver, señores del llano. Las leyendas, para que sean creíbles, se tienen que fundamentar sobre cosas tangibles (las rodillas marcadas en la piedra de Sta. Orosia, la cara del Moro petrificada en Sta. Elena, el culo de San Ramón en Capella....) Pero cómo queréis que los que nos planteamos la existencia de Dios nos creamos estas cosas in tocar sus consecuencias???? Muy mal eeeeeeh!!!!! Muy mal... asi, ni se puede ser creyente ni nada, coño ya!!!!!!
Y la fé, donde coño dejas la fé, o eres el típico que si no tocas no disfrutas.
Ya sabes que los que tenemos ese don (la fe) no nos hace falta tanto tocar ni tocar.
Por cierto, y ahora completamente en serio, estuvimos valorando con Miguel Ortega, la posibilidad de subirnos una noche a la peña y tallar las dichosas huellas. Estábamos seguros que te sabría malo conocer que definitivamente no existen. Ahora ya no merece la pena.
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