De los tres guardianes del Sobrepuerto, ya hemos visitado el Erata
Ahora tenemos que conocer los que vigilan desde el Este, El Pelopin y el Manchoya.
Forman una larga y suave cresta, en la que el viento impide el arraigo de los arboles.
Es una vista distinta a lo que estamos acostumbrados. No es el agradable bosque de acceso al monte, ni la salvaje piedra de las montañas. Es la dulzura y la suavidad. Cierto que, a pesar de su altura, o precisamente por eso (2000 metros), hay que elegir bien la época del año en que se visita. No puede ser en verano, ni en el duro invierno. Tenemos que aprovechar esos largos espacios de tiempo que nos ofrece la naturaleza, para convivir con ella.
Desde la cara este del Túnel de Cotefablo, hasta el vértice geodésico del Manchoya, hay casi 9 kilómetros, y los continuos subeybaja de la cresta, hacen que al final hayamos hecho un ascenso acumulado de 881 metros.
Esta ruta está en WIKILOC